Xiomara Castro impone la Declaración de Tegucigalpa en la CELAC

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Tegucigalpa, Honduras — La IX Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), celebrada en Tegucigalpa, concluyó con la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, cuando proclamó por “consenso suficiente” la Declaración de Tegucigalpa, pese a la abstención de tres países —Argentina, Paraguay y Nicaragua— que no respaldaron el documento.

Aunque 30 de los 33 Estados miembros acompañaron la declaración, el hecho de que tres países se desmarcaran evidencia las fisuras y tensiones dentro del bloque regional, donde las divergencias ideológicas y diplomáticas siguen marcando la agenda. Aún así, Castro cerró la cumbre con un discurso enfático: “En medio de la diversidad siempre encontramos puntos de coincidencia”.

Un consenso matizado y no unánime

La “Declaración de Tegucigalpa” reafirma a América Latina y el Caribe como zona de paz, rechaza las medidas coercitivas unilaterales que violen el Derecho Internacional y propone que un latinoamericano o caribeño ocupe la Secretaría General de la ONU. También reiteró el compromiso con la cooperación, la soberanía y la no injerencia, principios fundacionales de la CELAC.

Sin embargo, el consenso no fue pleno. Argentina y Paraguay, que asistieron a la cumbre, no firmaron el documento, expresando públicamente su desacuerdo.

Nicaragua, por su parte, tampoco respaldó la declaratoria, aunque no ofreció explicaciones inmediatas. La Cancillería hondureña minimizó las ausencias, señalando que “el consenso suficiente” fue alcanzado con la adhesión de 30 Estados.

Honduras entrega la presidencia a Colombia

Al concluir la cumbre, Honduras entregó la presidencia pro tempore de la CELAC al mandatario colombiano Gustavo Petro, quien agradeció la confianza e instó a un período de “ayuda mutua”. Petro, en un tono reflexivo y literario, citó a Gabriel García Márquez para ilustrar el momento regional: “Las tormentas son buenas, porque llevan a puerto más rápido”.

La presidenta Castro, por su parte, destacó que, pese a un año difícil, la presencia de representantes de los 33 países miembros es un reflejo del compromiso con la unidad regional, una narrativa que refuerza su intención de posicionar a Honduras como un actor activo en los procesos de concertación latinoamericana.

¿Qué deja la Cumbre?

Más allá de los discursos y fotos oficiales, esta cumbre plantea una pregunta urgente para la región: ¿es posible construir una CELAC con consensos frágiles y ausencias notables? La decisión de declarar un documento como adoptado, pese al desacuerdo abierto de tres países, podría fortalecer la imagen de liderazgo de Honduras en el corto plazo, pero también abrir un precedente delicado sobre cómo se interpreta el consenso regional.

Sin embargo, hay una oportunidad: la coyuntura internacional actual, marcada por la tensión entre China y Estados Unidos, y los nuevos aranceles impuestos por Washington, está forzando a América Latina a buscar una voz común. En ese escenario, la CELAC puede transformarse en un espacio clave de diálogo y defensa de intereses comunes —si logra superar sus diferencias internas.