El pasado sábado, la ciudad de la lluvia de peces, Yoro, celebró con fervor su 172 aniversario como ciudad, en un evento lleno de color, música y tradición. Con presentaciones artísticas que deleitaron a los asistentes, esta conmemoración se convirtió en un homenaje a la rica historia y diversidad cultural de la región.
Entre los destacados participantes se encontraban el Grupo Teatral Candilejas, proveniente del municipio de Valle de Ángeles, Francisco Morazán, el Grupo Folclórico “Cuna del Aguan” y el Club Hípico Yoreño. Estas presentaciones resaltaron la pasión y el talento de los artistas locales, quienes llevaron al público en un viaje a través de la tradición y la identidad de Yoro.
Además de las impresionantes actuaciones, los asistentes tuvieron la oportunidad de degustar exquisitas comidas típicas preparadas por emprendedores locales, en un ambiente festivo frente al Palacio Municipal de la cabecera departamental de Yoro.
El 10 de febrero marca un hito importante en la historia de Yoro, cuando recibió oficialmente su título de ciudad hace 172 años. Este acontecimiento histórico se remonta a 1852, cuando el Jefe de Estado José Trinidad Cabañas firmó el documento respectivo, gracias a la incansable gestión de los yoreños, encabezados por el emisario ante el Congreso Nacional, el doctor Presentación Quezada.
En aquel entonces, Yoro era una de las localidades más atractivas para el desarrollo y la inversión debido a su privilegiada ubicación geográfica. Situada en una importante vía de comunicación de la colonia, entre Trujillo, Jocon, Yorito, Minas de Oro y la capital de la República en Comayagua, así como Cedros y Francisco Morazán, Yoro se destacaba como un punto crucial en el mapa político y económico del país.
La celebración del 172 aniversario de Yoro no solo fue un momento para conmemorar su pasado, sino también para celebrar su presente vibrante y mirar hacia un futuro lleno de oportunidades y progreso. Con el arte, la tradición y la cultura como pilares fundamentales, la ciudad de la lluvia de peces continúa siendo un faro de identidad y orgullo para Honduras.