El Porvenir, Atlántida – Una granja penal autosostenible que sirva para reinsertar a la sociedad a personas de bien: ese es el anhelo de las autoridades penitenciarias, con la visita a varios rincones del lugar inicia el recorrido que realizamos con las autoridades de la Granja Penal de El Porvenir en Atlántida. Nos mostraron los proyectos que hacen de este lugar una puerta al cambio para muchos privados de libertad en la región.
Ubicada entre las vastas extensiones de piña y el majestuoso Parque Nacional Pico Bonito, se erige este lugar donde los internos realizan múltiples actividades y labores. Con más de 500 internos, la granja penal es un modelo de rehabilitación y autosostenibilidad.
Al ingresar, un enorme estanque nos da la bienvenida. En él, miles de tilapias devoran el alimento que varios internos les arrojan. “La producción es enorme”, destaca nuestro acompañante, señalando el éxito de la piscicultura en la granja. Además de la piscicultura, se elaboran artesanías a base de hilos, brindando a los internos la oportunidad de poner en práctica y desarrollar sus habilidades.
La producción no se detiene allí. Artesanías y productos de madera se fabrican en talleres equipados dentro del recinto. Estos talleres no solo permiten a los internos aprender y potenciar sus oficios, sino que también los preparan para una vida productiva una vez que salgan en libertad.
Entre paredes y rejas, hombres condenados encuentran en estos programas una oportunidad de rehabilitación. Han aprendido oficios y ahora tienen acceso a una educación formal, técnica, psicológica y moral. Estos esfuerzos hacen que las oportunidades de reinsertarse en la sociedad sean mejores, transformando vidas.