Olanchito, Yoro. — A pocos días de iniciar su segundo período al frente de la Alcaldía Municipal de Olanchito, el alcalde Juan Carlos Molina hace un balance de gestión marcado por inversiones en agua potable, medio ambiente, infraestructura, educación y desarrollo rural.

En entrevista con El Comejamo, el edil detalla los proyectos emblemáticos ejecutados durante los últimos cuatro años y anticipa los retos que vienen para el nuevo ciclo de gobierno municipal.
—Alcalde, ¿cuál considera el proyecto más importante de su primer período?
Sin duda, la nueva represa de Pimienta y su línea de conducción, con una inversión superior a 16 millones de lempiras. Durante más de 30 años no se había invertido en esta área estratégica. Era un tema prioritario porque garantiza agua para el casco urbano y mejora la seguridad hídrica de Olanchito.
—¿Cómo se abordó la protección de las fuentes de agua del municipio?
Creamos y ejecutamos el proyecto de la tasa ambiental, que permitió el saneamiento de casi el 50 % de los bosques que forman parte de la zona núcleo de Uchapa y Pimienta, las únicas fuentes de agua del municipio. Este proyecto asegura que los bosques sigan produciendo agua, siempre y cuando las futuras autoridades le den continuidad.

—El saneamiento básico también fue una demanda histórica. ¿Qué se logró en este rubro?
Construimos el sistema de alcantarillado sanitario en las colonias Jaguas Arriba, 15 de Septiembre y Montefresco, mejorando significativamente las condiciones de salud y saneamiento de cientos de familias que por años carecieron de este servicio básico.
—La municipalidad también invirtió en maquinaria pesada. ¿Qué impacto ha tenido?
Invertimos más de 20 millones de lempiras en la compra de retroexcavadoras, motoniveladoras y aplanadora. Esto representa un ahorro millonario para la municipalidad, ya que antes se gastaba mucho dinero en alquiler de maquinaria. Hoy Olanchito tiene capacidad propia para atender emergencias y proyectos de infraestructura.
—¿Cómo se apoyó a las comunidades productivas de la montaña y ladera?
Abrimos carreteras a comunidades productivas sin cobrar contrapartida. Antes, los productores pagaban a la municipalidad por estos trabajos; ahora ese dinero se queda en sus manos para mejorar sus viviendas, fincas y condiciones de vida. Además, ya no caminan kilómetros ni dependen de intermediarios que les compraban sus cosechas a precios injustos.

—También se reactivaron rutas históricas. ¿Cuál destaca?
La apertura de la carretera de La Culebra, que conecta Olanchito con La Ceiba. Después de más de 40 años sin uso, hoy volvió a ser transitable para vehículos 4×4, convirtiéndose en un atractivo para los amantes de los deportes extremos y el turismo de aventura.
—En el área de salud, ¿qué destaca de su administración?
La construcción y equipamiento de la primera clínica dental, en coordinación con el Comando Sur de los Estados Unidos, que hoy funciona en el centro de salud de Olanchito. Es un servicio que no existía y que beneficia especialmente a familias de escasos recursos.

—¿Cómo avanzó la pavimentación urbana?
Se pavimentaron más de 10 cuadras con concreto hidráulico en sectores como la colonia Ponce y colonia Bella Vista, mejorando la movilidad y la calidad de vida de los vecinos.
—La educación fue otro eje clave. ¿Qué obras se ejecutaron?
Se construyeron y reconstruyeron varias escuelas. Destaco la escuela Tomás Ponce Posas, en la montaña, construida totalmente porque su antiguo edificio estaba en condiciones críticas, así como el kínder Juan Carlos Molina, en la parte este de la ciudad. Además, se repararon los techos de casi una decena de centros educativos, entre ellos El Ocote, Perritos y otras comunidades.
—¿Qué proyectos de conectividad rural se ejecutaron?
Construimos una caja puente en Valle Arriba, que conecta las comunidades de San Juan y San Dimas, facilitando el tránsito durante todo el año y reduciendo el aislamiento en temporada de lluvias.

—En deporte y recreación, ¿cuál fue la apuesta de su gestión?
Iluminamos 10 canchas de fútbol en todo el municipio, principalmente en el área rural, como El Ocote, Tepusteca, El Agricultor, Maloa y La Piedra del Tigre, permitiendo que niños y jóvenes practiquen deporte por la noche. Además, se realizó una fuerte inversión en la recuperación de la cancha del estadio municipal, que estuvo ocho años abandonada.
—Finalmente, ¿qué avances hubo en pavimentación rural?
Se pavimentaron cientos de metros en comunidades como El Ocote, San José, Sabana Larga y Santa Bárbara, aportando desde la municipalidad mano de obra, material pétreo, ingeniería, topografía y maquinaria pesada.
—¿Qué se hizo en el rastro municipal?
Después de años sin inversión, ejecutamos una primera etapa de mejoras en el rastro municipal, incluyendo la compra de bombas y la modernización del sistema eléctrico. Ya están aprobados fondos para una segunda etapa, que permitirá completar la rehabilitación.
—¿Qué viene para el segundo período de gobierno municipal?
Falta mucho por hacer. Vamos a apoyar la educación universitaria, construir un nuevo crematorio, seguir mejorando las represas de Uchapa y Pimienta, construir completamente el bulevar Edy Acosta y combatir con firmeza los botaderos clandestinos de basura en las comunidades.
Con este balance, Juan Carlos Molina inicia un nuevo período con una agenda cargada de desafíos, en un municipio donde la infraestructura básica y el desarrollo rural se han colocado en el centro del debate público.


