Toda una vida de trabajo: Don José, el incansable albañil de 77 años

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En un tranquilo barrio de Sabá, Colón, en medio del ajetreo de la construcción, se encuentra Don José Ramírez, un hombre de 77 años cuya fuerza parece desafiar al tiempo. Con su sombrero de ala ancha y su camisa empapada de sudor, se le puede ver día tras día, trabajando como ayudante de albañil, uno de los trabajos más duros y menos recompensados en Honduras.

A pesar de su edad, Don José sigue levantando bloques, mezclando cemento y ayudando en cada tarea que requiere el trabajo en la construcción. Para él, este trabajo no es solo una ocupación, es su única fuente de ingresos junto con su esposa, quien sufre de diabetes. “Lo poquito que yo gano es para las medicinas de mi esposa y para la comida diaria”, confiesa con humildad, mientras sus manos gastadas por el trabajo duro hablan por sí mismas de años de esfuerzo.

Don José no cuenta con el apoyo de una familia cercana; aquellos que podrían ayudarlo están lejos. “La suerte no es para todos”, reflexiona con nostalgia. A lo largo de los años, ha criado seis hijos, tres de los cuales se encuentran en Estados Unidos, dos en Roatán y solo uno cerca de él en Colón. A pesar de la distancia, su amor y su sacrificio siguen siendo el sostén de su familia, incluso cuando él mismo enfrenta los desafíos diarios de la vejez y el trabajo arduo.

Con voz cansada pero llena de determinación, Don José confiesa: “No tengo familia que me ayude”. Las lágrimas asoman en sus ojos al recordar las dificultades que enfrentan cada día. Sin embargo, su espíritu indomable lo impulsa a seguir adelante, trabajando duro para proporcionar a su esposa las medicinas que tanto necesita y asegurarse de que nunca les falte comida en la mesa.

Sus manos, marcadas por el trabajo y el sol implacable, son testigos mudos de sus esfuerzos incansables. Desde hace 14 años, Don José ha dedicado su vida a este oficio, resistiendo el paso del tiempo con una fuerza que desafía las expectativas. Su historia es un recordatorio conmovedor de la dignidad y la perseverancia que caracterizan a tantos hondureños que luchan por sobrevivir en medio de la adversidad.