Tocoa, Colon – En la aldea de Salamá, Tocoa, el sol se ocultaba al final del extenso Valle del Aguán mientras el cortejo fúnebre de Alessandra Santamaría Ayala avanzaba lentamente por las calles del barrio El Pompón.
La tristeza envolvía a la comunidad mientras despedían a la pequeña de tres años, otra víctima del dengue en Honduras. Su hermano gemelo, Carlitos, con lágrimas en los ojos, murmuró un doloroso “Adiós, Ale”, un adiós que resonó en los corazones de todos los presentes.
Alessandra, que apenas comenzaba a descubrir el mundo junto a su hermano, falleció en el Hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula después de una lucha desesperada contra la enfermedad. Todo comenzó en el Hospital San Isidro de Tocoa, donde los médicos, preocupados por su delicado estado, decidieron trasladarla al Hospital Atlántida en La Ceiba. Pero el dengue, implacable, continuó su avance, y Alessandra fue remitida al hospital en San Pedro Sula, donde finalmente perdió la batalla.
Sus padres, destrozados por el dolor, caminaban en silencio tras el pequeño ataúd, sosteniéndose mutuamente en medio de la tragedia. El barrio entero acompañó a la familia en este doloroso viaje al campo santo, un lugar que, aunque ahora albergará a Alessandra.
El pequeño Carlitos, sin comprender del todo la magnitud de la pérdida, seguía llamando a su hermanita, su cómplice en juegos y travesuras, su otra mitad. Los recuerdos de las risas compartidas y los días soleados jugando en el patio de su hogar se convirtieron en un eco lejano mientras la comunidad se unía en el dolor y en el luto.
“Adiós, Ale”, esas palabras, cargadas de una tristeza profunda, fueron el último vínculo entre los dos hermanos gemelos, separados ahora por un destino cruel. La aldea de Salamá despide a una niña que, aunque vivió poco tiempo, dejó una huella en los corazones de todos los que la conocieron.