Olanchito, Yoro. — Tras el violento asalto registrado frente al Supermercado Queyma, donde un guardia de seguridad perdió la vida a manos de una banda armada, las cámaras de seguridad han revelado que los delincuentes tenían todo calculado.

En entrevista con este medio, el criminólogo Bayron Martínez explicó que las imágenes confirman un plan estructurado: los atacantes llegaron en un vehículo Ford Scape blanco sin placas, permanecieron en el área y esperaron el momento en que los empleados del supermercado salieran del local.
“Esto no fue un acto improvisado, sino una operación estudiada. Ellos sabían la hora exacta y el procedimiento de salida de los trabajadores, lo que indica que tenían información previa”, señaló Martínez.
Para el criminólogo, lo más alarmante no es solo la planificación, sino la frialdad y desprecio por la vida humana que mostraron los atacantes.
“La manera en que actuaron, disparando contra el guardia sin miramientos, revela una pérdida total de respeto por la vida. Este nivel de violencia manda un mensaje inquietante: los delincuentes no temen ni dudan en eliminar a cualquiera que se interponga en su camino”, advirtió Martínez.
Agregó que este comportamiento es característico de estructuras criminales que buscan infundir terror, no solo obtener un botín. “La violencia desmedida se convierte en una herramienta de control social, porque lo que buscan es que la próxima vez nadie se atreva a reaccionar”, explicó.
Martínez enfatizó que este asalto muestra características propias del crimen organizado moderno:
• Estudio previo de la víctima y del escenario, lo que apunta a inteligencia criminal previa.
• Elección de un punto de escape rápido, que dificulta la persecución policial.
• Uso de armas de fuego con violencia extrema, enviando un mensaje de poder.
• Ejecución en zona céntrica y a plena luz del día, lo que refleja confianza en la impunidad.
“Estamos frente a un fenómeno criminal que ha dejado de ser eventual o improvisado. En Olanchito se empieza a ver una mutación hacia delitos planificados con un componente de violencia ejemplarizante”, señaló.

El criminólogo Bayron Martínez sugirió a los comerciantes reforzar sus medidas de seguridad con acciones inmediatas y de gestión del riesgo criminógeno:
• Variar horarios y rutas de salida del personal para evitar rutinas predecibles.
• Refuerzo de seguridad privada con personal entrenado en protocolos de reacción.
• Uso estratégico de cámaras de seguridad, dentro y fuera de los establecimientos, y en calles aledañas.
• Redes de apoyo entre comercios, compartiendo alertas en tiempo real.
• Evaluar horarios y patrones delictivos de la zona para identificar momentos críticos.
• Revisión periódica de antecedentes de empleados y proveedores, para reducir riesgos de complicidad interna.
• Elaboración de mapas de calor delictivo, en coordinación con la Policía, para focalizar la prevención.
Las investigaciones continúan, pero el análisis de Martínez es contundente: los asaltos en Olanchito ya no responden a delincuencia común, sino a estructuras organizadas que actúan con cálculo y violencia desmedida.
“La pregunta no es si volverá a ocurrir, sino cuándo y dónde. De allí la importancia de prepararse y elevar el nivel de prevención. La criminalidad de este tipo avanza cuando el comercio y la ciudadanía permanecen pasivos”, concluyó.