Bomberos de La Ceiba salvan crías de tortuga carey en Paseo de los Ceibeños

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La Ceiba, Atlántida – Una escena llena de ternura y compromiso con la naturaleza se vivió recientemente en las cercanías del Paseo de los Ceibeños, cuando bomberos locales apoyaron la liberación de varias tortugas carey recién nacidas al mar, tras ser rescatadas de un riesgo inminente.

Un poblador del lugar alertó que había nidos en etapa de eclosión, con huevos en proceso de romper su cascarón, justo en un sitio donde algunos caninos callejeros rondaban y podían representar un peligro para las crías.

Gracias a la rápida intervención de los bomberos, estas pequeñas tortugas lograron ser guiadas de forma segura hacia el mar abierto.

La tortuga carey (Eretmochelys imbricata) es una especie marina en peligro crítico de extinción, que en Honduras realiza su periodo de desove entre mayo y noviembre, destacándose los meses de julio a septiembre como los de mayor actividad reproductiva.

Durante esta temporada, las hembras llegan a playas arenosas durante la noche para depositar entre 100 y 150 huevos en cada nidada, enterrándolos en la arena para su incubación.

El periodo de incubación puede variar, pero suele estar alrededor de 60 días, dependiendo de la temperatura de la arena y las condiciones ambientales. Después de eclosionar, las crías escogen la oscuridad de la noche para salir del nido y dirigirse al mar.

El apoyo de los bomberos fue esencial no solo para proteger a las crías de posibles depredadores terrestres, sino también para evitar que se desorientaran en su trayecto hacia el mar, especialmente cuando la luz artificial o las perturbaciones pueden interferir.

Vecinos y transeúntes siguieron de cerca el proceso, muy emocionados al ver a los seres tan vulnerables luchar por llegar al agua. Fotografías y vídeos capturados fueron compartidos en redes sociales.

La liberación de tortugas carey en lugares como La Ceiba cobra gran importancia por varias razones:
• Se promueve la conservación de especies marinas altamente amenazadas.
• Aumenta la conciencia ciudadana sobre el valor de los ecosistemas costeros y de los animales que los habitan.
• Es un acto simbólico que favorece el vínculo entre vecinos ceibeños, autoridades locales y organismos ambientales.

Sin embargo, estos esfuerzos se enfrentan con desafíos reales: depredadores como perros sueltos, luz artificial que puede desorientar, basura, desarrollo costero no regulado y la recolección ilegal de huevos.