Como si la ciencia se rindiera ante el calendario, el Gobierno de Honduras anunció que las instituciones del Estado trabajarán desde casa únicamente el jueves 24 y viernes 25 de julio de 2025, en respuesta al preocupante aumento de enfermedades respiratorias, entre ellas el ya conocido Sar-COVID-19, la Influenza, el Virus Sincitial Respiratorio, y ese viejo enemigo de todos: el resfriado común.

La medida, emitida por la Secretaría de Gobernación, Justicia y Descentralización, responde a recomendaciones de la Secretaría de Salud, y abarca a todas las dependencias del Gobierno Central, instituciones descentralizadas y desconcentradas, así como al Banco Central y la Comisión Nacional de Bancos y Seguros. Eso sí, por solo dos días. Y luego, todos de vuelta a la oficina como si los virus también se tomaran el fin de semana libre.
¿Dos días bastan para frenar un brote viral?
Hablando como médico, epidemiólogo y sobreviviente de más de una pandemia mediática, la respuesta es: no, por supuesto que no. Los virus respiratorios no leen comunicados, no consultan el calendario ni piden permiso para propagarse.
Reducir el contacto humano durante 48 horas puede ser útil… si luego seguimos con medidas sostenidas, rastreo de casos, vacunación y conciencia ciudadana.
Pero creer que dos días de teletrabajo detendrán un brote es como tratar de apagar un incendio con una botella de agua.
¿A quién se le ocurrió esta idea?
Hablando con el sarcasmo que solo un médico agotado podría permitirse: probablemente a alguien que confunde “gestión de crisis” con “gestos simbólicos”. La intención es buena, no lo negamos. Pero la ejecución es digna de una obra improvisada.
¿Qué se pretende lograr en dos días? ¿Que el virus se canse y se marche a Nicaragua? ¿Que las partículas virales se confundan con el fin de semana y no vuelvan el lunes?
Lo más preocupante es que este tipo de medidas fragmentadas generan una falsa sensación de seguridad, cuando lo que se necesita es una estrategia integral de prevención.
¿Y mientras tanto en Colón?
Sin pruebas rápidas el primer centro asistencial del departamento.
Mientras el gobierno dicta comunicados desde Tegucigalpa, en el Hospital San Isidro de Tocoa, Colón, el principal centro asistencial de la zona, no hay pruebas rápidas para detectar COVID-19.
En medio de una emergencia sanitaria creciente, la falta de insumos básicos como estas pruebas compromete la capacidad de respuesta del sistema de salud y pone en riesgo directo la vida de la población.
Es lamentable que en pleno repunte de contagios no exista una logística seria ni una dotación mínima de recursos en las regiones más expuestas. ¿Cómo pretende el país contener una enfermedad si ni siquiera puede detectarla?
¿Qué dice el comunicado oficial?
El documento, emitido el 23 de julio desde Tegucigalpa, establece lo siguiente:
• Teletrabajo para el 24 y 25 de julio para todas las instituciones estatales mencionadas.
• Excepciones para oficinas de seguridad, salud, atención al ciudadano y demás dependencias que deban atender casos urgentes.
• Recomendaciones a la población: uso de mascarilla, lavado de manos, evitar aglomeraciones y acudir al centro de salud si presentan síntomas.
En resumen: el gobierno decretó dos días de “respiro burocrático” mientras los virus se multiplican sin descanso. Quizás no era mucho pedir una estrategia de salud más robusta y menos reactiva.
Aunque claro, con suerte, el lunes ya nadie se acuerda… ni del virus ni del comunicado. Porque en Honduras, a veces el remedio no es peor que la enfermedad, pero sí mucho más corto.