Colón, 28 de abril de 2025. — A pesar de la fuerte inversión en logística y el incremento de personal policial en la zona, el rapto de personas en el departamento de Colón vuelve a generar alarma.

En las últimas 48 horas, dos personas han sido víctimas de privación violenta de libertad, reavivando el temor en una región que aún guarda recuerdos dolorosos de épocas marcadas por el secuestro y la violencia.
El caso más reciente involucra a Héctor Lisser Pinto, quien fue raptado en plena mañana mientras abría su negocio en la zona del mercado de Tocoa. Según testigos, dos individuos armados lo encañonaron y, mediante golpes y empujones, lo obligaron a ingresar a una camioneta blanca, dándose a la fuga con rumbo desconocido.

Horas antes, el sábado, una mujer también fue presuntamente raptada por dos hombres a bordo de un vehículo en circunstancias similares. Hasta el momento, las autoridades no han confirmado la identidad de la víctima ni han emitido declaraciones oficiales sobre estos hechos, aumentando la preocupación entre comerciantes y vecinos de la región.
Aunque no se ha confirmado oficialmente si ambos casos corresponden a secuestros con fines de extorsión, la percepción generalizada es que el temor ha regresado. Lo que parecía un mal superado en Colón —donde los raptos habían disminuido considerablemente en los últimos años— vuelve a rondar las calles, poniendo en tela de juicio la efectividad de las estrategias de seguridad implementadas por el Estado en esta zona crítica de Honduras.
Antecedentes históricos
Durante los años 90 y principios de los 2000, Honduras enfrentó una ola de secuestros que golpeó especialmente a sectores productivos y comerciales, siendo Colón y Francisco Morazán dos de los departamentos más afectados.
A partir de 2010, una combinación de operativos policiales y reformas legales logró reducir considerablemente esta modalidad criminal.
Sin embargo, según reportes históricos, la última oleada significativa de secuestros en Colón se registró en 2013, después de lo cual la incidencia de estos delitos se mantuvo baja, siendo sustituidos por otras modalidades de crimen como el narcotráfico y la extorsión.
Hoy, la reaparición de raptos violentos genera un nuevo desafío para las autoridades y una creciente preocupación social entre los habitantes de Colón.
