El Porvenir. Fue uno de los primeros ramales levantado hace más de 100 años para el tren en el departamento de Atlántida. Hoy apenas un tramo de 8 kilómetros, se conserva de esas líneas gemelas para entretener ese pasado a través de un motor que lleva al Refugio de Vida Silvestre Cuero y Salado en el municipio de El Porvenir.
Hoy este recorrido intenta mantener ese orígenes, aunque hay una presión para que se construya una carretera, que permita a los locales viajar en carro desde La Unión hasta Salado Barra, poblados que han dependido en toda su historia del tren.
Es la única parte en Honduras, donde las líneas del ferrocarril siguen dando vida a comunidades, aunque ya no con el apogeo del siglo XIX, donde las locomotoras movieron la economía de toda la costa norte y el Valle del Aguán.

Los durmientes y puentes, están en su sitio, algunas traviesas han sido cambiadas, una gran parte de estas piezas urgen ser atendidas, y esto mantiene parado “el trencito” desde hace meses.
“El trencito” es la máquina con moto de carro, que han recorrido estas líneas, y mantenida unida a los locales con el resto de sus vecinos. Ahora que la línea está costando repararla, hay voces que prefieren la apertura de una carretera.
Por ser el Refugio de Vida Silvestre Cuero y Salado, una de las primeras Áreas Protegidas en Honduras, hay un temor de los comanejadores, en que la apertura de una carretera acelere más la ya amenazada biodiversidad y hogar del manatí.

Entre esa necesidad de conservar el pasado y la presión de abrirse a la modernidad, las comunidades de Cuero Salado, se encuentran en un dilema, pues al dar un paso hacia otra vía, acabaría con el atractivo que les da sustento, y conservar la que ya tienen, significa seguir viviendo con el sacrificio de entrar y salir con los productos que demandan y los que ellas producen.
