Olanchito, Yoro – La Corporación Municipal de Olanchito, presidida por el alcalde Juan Carlos Molina, se prepara para declarar estado de alerta en el municipio ante una creciente y preocupante invasión de langostas que está devastando cultivos agrícolas y zonas de pastoreo en el Valle Arriba.

Durante una sesión de corporación, el edil expresó su alarma por los daños provocados por las plagas, señalando que, a pesar de los esfuerzos realizados hasta ahora, las acciones implementadas por parte de los técnicos del Servicio Nacional de Sanidad Agropecuaria (SENASA) han resultado insuficientes para contener el avance de las langostas.
“La idea es asesorarnos, evaluar los daños y tomar medidas concretas. SENASA ha estado trabajando, pero lamentablemente no han podido erradicar el problema. Vamos a convocar un cabildo abierto e invitar a todos los actores involucrados”, declaró Molina.
Entre las instituciones que serán convocadas figuran la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG), la empresa Standard Fruit, SENASA, representantes de la Sociedad Agrícola del Aguán (SAGO), así como pequeños y medianos productores de las zonas afectadas.
La invasión de langostas, fenómeno que ha comenzado a preocupar a otros municipios cercanos, ha sido documentada en extensas parcelas de maíz, plátano, banano y áreas de pastoreo, lo que amenaza no solo la seguridad alimentaria de la zona, sino también la estabilidad económica de cientos de familias.
“Si no actuamos pronto, lo vamos a lamentar. Hoy es Olanchito, pero mañana este problema puede migrar a otros municipios. Hay que contenerlo ya”, advirtió el alcalde.
La medida busca movilizar apoyo técnico y financiero del gobierno central y organismos internacionales, así como establecer un plan de control y erradicación urgente que evite la propagación de la plaga a otras regiones del departamento de Yoro y del país.

El cabildo abierto se celebrará en los próximos días, y se espera que de esta convocatoria surjan compromisos concretos para enfrentar de manera integral esta amenaza que pone en riesgo la producción agrícola y ganadera de una de las zonas más fértiles del Valle del Aguán.