Pedro Joaquín Amador y el arte de estirar las 24 horas del día

Opiniones

Había una vez un funcionario del actual Gobierno de LIBRE llamado Pedro Joaquín Amador, un hombre multifacético y aparentemente dotado del superpoder más codiciado de todos: hacer que un día tenga más de 24 horas.

Entre sus hazañas más destacadas se encontraba la declaración que lo hizo famoso: “Mi salario de 109 mil lempiras apenas me ajusta”. ¡Ah, pobre Pedro! ¿Quién podría vivir con semejante miseria?

Pero el cuento no termina ahí. Resulta que, además de ser Asistente en Atención a los Presos Políticos y Sectores Sociales, Pedro ahora es jugador a tiempo completo en el equipo Meluca de la segunda división del fútbol hondureño.

Porque, claro, ¿quién dijo que un alto cargo gubernamental no podía también brillar en las canchas? ¡Políticos y futbolistas al mismo tiempo, todo un ejemplo de versatilidad!

Cuando se le preguntó si no descuidaba sus funciones, Pedro, con la seguridad de un verdadero héroe, explicó que trabaja “a control remoto”. Todo lo supervisa por teléfono, desde la alineación del equipo hasta las necesidades de los presos políticos.

¡Eso sí que es compromiso! “No importa desde qué parte lo haga”, dijo sonriente, mientras dejaba entrever que aún le quedaba tiempo para cursar dos carreras universitarias simultáneamente. A este ritmo, pronto lo veremos también como astronauta en sus ratos libres.

Las redes sociales no tardaron en reaccionar. Algunos, con una pizca de envidia, se preguntaban cómo lograba Pedro hacer tantas cosas sin despeinarse: “Trabaja tiempo completo, es estudiante en dos universidades y ahora es futbolista. Este hombre no duerme”. Otros, más irónicos, sugerían que tal vez lo único que no hacía Pedro era ir a la oficina.

Pero el colmo del cuento llegó cuando, entre risas, Pedro aseguró que su objetivo era “quedarse” en el equipo de fútbol. Al parecer, el servicio público ya no le parecía tan atractivo como perseguir el balón. Y claro, con tanto talento para repartir tiempo, ¿quién podría culparlo?

Así es la historia de Pedro Joaquín Amador, un funcionario-goleador-estudiante que nos recuerda que en Honduras los verdaderos magos no están en los circos, sino en los cargos públicos. Y colorín colorado, este cuento… aún no se ha acabado. ¡Esperemos a ver cuál será su próxima gran aventura!