¿Política o clientelismo? La realidad detrás de las campañas

Opiniones

En Olanchito, el uso de ayudas gubernamentales como herramienta política ha tomado un nuevo auge. Bonos Agrícolas, transporte gratuito y recursos del Estado se han convertido en medios de campaña para candidatos que buscan consolidar su popularidad.

El movimiento oficialista de LIBRE, en una jornada reciente, desplegó tácticas que emulan las acciones de gobiernos pasados, esta vez sin intención de disimulo.

La escena es clara: los políticos no están combatiendo la corrupción, sino buscando perpetuarla, cambiando simplemente los rostros que “maman de la teta política.”

Es preocupante, y a la vez revelador, que los candidatos sigan replicando prácticas que alguna vez criticaron, apoyándose en estrategias que lejos de incentivar un cambio real, perpetúan una lógica de clientelismo y dependencia.

Estas ayudas, supuestamente destinadas a mejorar la vida de las personas, se utilizan para atraer simpatías y consolidar un capital político a corto plazo, despojándolas de su verdadero objetivo social.

Mientras se sigan usando los recursos públicos como herramientas de campaña, el discurso de transparencia pierde fuerza, y la promesa de un futuro libre de corrupción se desvanece.

Hoy, queda claro que, más allá de la retórica, muchos de los políticos solo desean desplazar a quienes ocupan el poder, para ocupar su lugar en la misma dinámica que una vez señalaron.

Es imperativo que como ciudadanos exijamos a nuestros representantes una política con principios, basada en el servicio, la responsabilidad y la transparencia.

La democracia no debe ser un intercambio de favores ni una repartición de ayudas por votos; debe ser un compromiso real de desarrollo para todos.