Remembranza de una generación dorada en la Escuela Modesto Chacón

Cultura

Olanchito, Yoro. —En un tiempo donde la vida era sencilla y los sueños infinitos, un aula de la Escuela Modesto Chacón guardaba silenciosamente a los niños que mañana serían hombres ilustres de Olanchito.

Era 1961 y Olanchito apenas contaba con tres escuelas: la Modesto Chacón, la José Cecilio del Valle y la San Jorge. En aquel tiempo, la educación pública era un crisol de sueños donde maestros ilustres forjaban con paciencia y rigor a las futuras generaciones.

La imagen que hoy compartimos es testimonio de esa época: un grupo de alumnos del sexto grado de la histórica Escuela Modesto Chacón, guiados por su maestro Juan Ramón Martínez, quien entonces iniciaba su vocación pedagógica y hoy es reconocido como uno de los grandes columnistas y escritores del país.

El retrato en blanco y negro, captado en el patio de la escuela, inmortaliza a decenas de niños con uniformes impecables y miradas llenas de ilusión. Algunos de ellos, con corbata al cuello, otros con camisas remangadas, reflejan el esfuerzo y la disciplina que caracterizaba a la educación de aquellos días.

Entre los nombres que emergen de este recuerdo están Epaminondas López, José Bardales, Roberto Cojulun, Oscar Alvarado, Mario Rivera, Jorge Meléndez y Santos Zelaya, agachados en la primera fila. De pie, Terencio Navarro, Jorge Rivera, Pinché Moya, Harten Alemán, Carlos Muñoz, Nelson Posas, Audición Herrera, Wil Castillo, Antonio Reyes, Chito Batres, Enrique Posas, Joaquín Herrera, Julio Puerto, Zoilo Darío Núñez, Néstor Madrid, Celeo Posas y Ciriaco Posas.

Ese día, recuerda el maestro Martínez, se excusó la ausencia de Oscar Luis Irías, quien andaba en el río, una anécdota sencilla que humaniza la memoria y que conecta con la vida cotidiana de la niñez de el Olanchito de aquellos años.

Muchos de estos alumnos se convertirían en prominentes empresarios, escritores, líderes comunitarios, pero sobre todo fueron niños con enormes sueños, moldeados por la mano firme y el corazón generoso de los maestros de la Modesto Chacón.

La foto no solo retrata rostros, sino también una época en que la educación era sinónimo de esperanza y ascenso social en una ciudad que empezaba a forjar su identidad moderna.

Hoy, más de seis décadas después, esta imagen invita a reflexionar sobre la importancia de preservar la memoria educativa de Olanchito.

Es un homenaje a los alumnos y maestros que, con humildad y esfuerzo, sentaron las bases para que la “ciudad cívica” siguiera formando generaciones de hondureños comprometidos con su tierra y sus valores.