Sábado de Gloria: un día de silencio, espera y esperanza para la Iglesia Católica

Cultura

Olanchito, Yoro. En el corazón del Triduo Pascual, la Iglesia Católica celebra este Sábado de Gloria, una jornada que se vive con recogimiento, silencio y profunda expectativa. A diferencia de otros días de la Semana Santa, el Sábado Santo no es de estruendos ni procesiones; es un día donde la fe se guarda en el alma y la esperanza se enciende en el corazón.

Este día conmemora el momento en que el cuerpo de Jesús yace en el sepulcro, luego de su pasión y muerte. La Iglesia se mantiene en oración, recordando también el descenso de Cristo al lugar de los muertos, donde, según la tradición cristiana, liberó a las almas justas que esperaban la redención. Es un tiempo de silencio litúrgico, sin celebración de la misa durante el día, ni repique de campanas, ni música en los templos.

El Sábado de Gloria es una pausa sagrada, en la que el luto del Viernes Santo aún está presente, pero ya se asoma la luz de la Resurrección. No es un día de tristeza definitiva, sino de espera confiada, de contemplación del misterio de la fe. La Iglesia invita a sus fieles a meditar en el sacrificio de Cristo y a prepararse para la alegría pascual.

La celebración más importante del día llega al anochecer, con la Vigilia Pascual, considerada la madre de todas las vigilias litúrgicas. En ella, los cristianos encienden el fuego nuevo, bendicen el Cirio Pascual, proclaman la Palabra que narra la historia de la salvación, y celebran con júbilo la Resurrección del Señor. También se realizan bautismos y renovaciones de promesas bautismales, signo de vida nueva.

La Iglesia recuerda que la verdadera gloria de este día no está en la algarabía externa, sino en el gozo interior de saber que la oscuridad del sepulcro será vencida por la luz del Cristo resucitado.

El Sábado de Gloria es, por tanto, un puente entre el dolor y la esperanza, un día para guardar silencio con María, esperar con los discípulos, y prepararse para proclamar con gozo: ¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado!