Caracas – Trinidad y Tobago ha fortalecido su acercamiento con Estados Unidos en el marco del despliegue militar ordenado por Donald Trump en el mar Caribe, una decisión que su vecino más próximo, Venezuela, considera una muestra de subordinación a los «intereses estadounidenses» que buscan derrocar al presidente Nicolás Maduro.

A continuación algunas claves sobre el país insular en medio de la tensión en el Caribe.
Países vecinos
Trinidad y Tobago es un territorio insular de 5.131 kilómetros cuadrados que puede verse desde la costa este de Venezuela, ya que ambos países están separados por 11 kilómetros en su punto más cercano.
El estrecho canal que separa a Trinidad y Tobago y Venezuela, que comparten el golfo de Paria, es una transitada ruta migratoria y de contrabando, aunque el aumento del despliegue militar en la zona está dificultando los viajes por mar, según constató EFE.
El lunes, el Gobierno de Maduro afirmó que los ejercicios militares que EE.UU. lleva a cabo en Trinidad y Tobago son una «provocación», dada la proximidad donde se realizan.
Sin embargo, el Ministerio de Asuntos Extranjeros trinitense asegura que son para combatir el narcotráfico y no para provocar hostilidades contra Venezuela.
Maduro también autorizó el lunes la suspensión «inmediata» de los acuerdos en materia de gas con Trinidad y Tobago ante la que denunció como «amenaza» de la primera ministra trinitense, Kamla Persad-Bissessar.
Precisamente la funcionaria fue motivo de un debate este martes en la Asamblea Nacional (AN, Parlamento) de Venezuela, de mayoría oficialista, que declaró ‘persona non grata’ a Persad-Bissessar tras acusarla de «formar parte de un plan sistemático para agredir y atentar contra la soberanía, la paz y la autodeterminación del pueblo venezolano».
Las relaciones entre Venezuela y Trinidad
Mariano de Alba, investigador asociado del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, con sede en Londres, dijo a EFE que las relaciones entre Puerto España y Caracas atraviesan uno de sus puntos más bajos.
Para el internacionalista, en los últimos meses ese país se ha «mostrado más dispuesto a abandonar la neutralidad que mantenía en el pasado», cuando la relación con Venezuela, afirmó, era «más pragmática,» porque había intereses conjuntos por obtener una licencia de Washington para explotar yacimientos de gas.
Sin embargo, la primera ministra de Trinidad acordó con EE.UU. medidas conjuntas para garantizar que el gas natural que se produce en el Caribe «no beneficie significativamente» al Gobierno de Venezuela y apostó por estrechar relaciones energéticas con Guyana, Granada y Surinam.
El caso de Panamá
De Alba señaló que «no es la primera vez que un país caribeño recibe una embarcación militar estadounidense por un tiempo limitado».
En este sentido, mencionó que, en los meses previos a la invasión en Panamá y posterior derrocamiento del entonces presidente de ese país, Manuel Antonio Noriega, en 1990, Estados Unidos realizó «varios ejercicios de entrenamiento militar en la zona del canal de Panamá».
Venezuela ha dicho en numerosas oportunidades que el despliegue militar de EE.UU. en el Caribe responde a un intento de derrocar a Maduro, aunque Trump sostiene que es para combatir el narcotráfico.
Las implicaciones de los ejercicios de EE.UU.
A juicio del experto, el ejercicio militar estadounidense en aguas cercanas y territoriales trinitenses no viola el principio de no intervención, ya que Estados Unidos cuenta con el consentimiento del país anfitrión.
No obstante, señaló que va a generar mayor tensión entre Venezuela y Trinidad y Tobago, y «potencialmente» en el Caribe, ya que «es la autorización de un país como plataforma logística para intimidar militarmente a otro».
Esto pudiese generar «una serie de movimientos políticos, diplomáticos y económicos en la región, donde hay gran aversión a la posibilidad de que haya un conflicto armado, especialmente por el efecto que ello podría tener en generar mayor migración», concluyó de Alba. EFE

