Colón, entre conflictos, narcotráfico y muerte

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Tocoa, Colón – En el corazón del valle del Aguán, en el departamento de Colón, se libra una lucha que mezcla tierras usurpadas, narcotráfico y explotación minera. Este conflicto, que se extiende por más de tres décadas, ha dejado alrededor de 200 víctimas mortales, según diversas fuentes, y mantiene a los pobladores en un estado constante de miedo y silencio.

La problemática agraria se remonta a los años 70, cuando el Estado hondureño, bajo un programa de reforma agraria, entregó tierras a cooperativas campesinas. Décadas después, mediante reformas impulsadas en los años 90, estas tierras fueron adquiridas por grandes empresarios, lo que encendió la chispa de un conflicto que persiste hasta hoy.

En el Aguán, el narcotráfico ha encontrado terreno fértil. Con el apoyo de actores locales, incluyendo políticos, militares, empresarios y hasta de grupos campesinos, los grupos criminales han sembrado el terror entre los habitantes. «Aquí a la muerte la vemos de cerca», confiesa un pequeño agricultor, mientras relata cómo los pobladores evitan hablar para proteger sus vidas.

La violencia también alcanza a los defensores del medio ambiente. En septiembre de 2024, Juan López, ambientalista y concejal de Tocoa, fue asesinado a pesar de contar con medidas cautelares de protección. Su muerte se suma a las de otros líderes que han denunciado la contaminación y los abusos relacionados con la explotación minera.

Las medidas del Gobierno, como el decreto de desarme aprobado en 2012 y derogado en 2024, no han logrado disminuir la violencia. En cambio, el clima de inseguridad sigue creciendo, dejando una profunda herida en el tejido social de Colón.

Hoy, en un ambiente donde el crimen organizado, los recuperadores de tierra, las armas y el poder económico imponen sus reglas, la esperanza de una solución parece lejana.

Mientras tanto, los pobladores de Colón enfrentan cada día con la incertidumbre de no saber si serán las próximas víctimas de un conflicto sin fin.