Ciudad del Vaticano. Tras la muerte del papa Francisco, el Vaticano ha entrado oficialmente en el período conocido como “Sede Vacante”, un momento cargado de simbolismo y protocolos en la Iglesia Católica, en el que la cátedra de San Pedro queda sin ocupante y toda la maquinaria vaticana se prepara para la elección de un nuevo pontífice.

La expresión “Sede Vacante” proviene del latín Sedes Vacans, y significa literalmente “silla vacía”, refiriéndose a la ausencia del obispo de Roma, quien también es el líder espiritual de más de 1,300 millones de católicos en el mundo.
Durante este tiempo, todas las funciones de gobierno ordinario de la Iglesia que requieren decisiones papales quedan suspendidas, limitándose a gestiones estrictamente administrativas.
El Camerlengo de la Santa Iglesia Romana, que actualmente es el cardenal Kevin Farrell, asume el papel de administrador temporal del Vaticano. Su deber es custodiar los bienes materiales y organizar los preparativos para el próximo cónclave, además de confirmar oficialmente la muerte del papa.

Según la normativa vigente establecida en la Constitución Apostólica Universi Dominici Gregis, el cónclave para elegir al nuevo papa deberá comenzar entre el 15º y el 20º día tras la muerte del pontífice, para dar tiempo a la llegada de todos los cardenales electores provenientes de distintas partes del mundo. Por tanto, se espera que el cónclave inicie entre finales de abril y principios de mayo de 2025.
Durante el cónclave, los cardenales menores de 80 años —actualmente unos 117— se reunirán en la Capilla Sixtina, bajo juramento de secreto absoluto, para elegir al sucesor de Francisco. La elección requiere una mayoría calificada de dos tercios de los votos.
Mientras tanto, los fieles católicos de todo el mundo viven este tiempo con recogimiento y oración, pidiendo sabiduría para los cardenales y esperando que el nuevo papa continúe guiando a la Iglesia en tiempos desafiantes.
La famosa fumata blanca, señalada por el humo que brota de la chimenea de la Capilla Sixtina, anunciará al mundo que el nuevo pontífice ha sido elegido. Entonces, el cardenal protodiácono proclamará el tradicional anuncio: “Habemus Papam”, y un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia Católica comenzará.