El Silencio de Nery

Locales

Esa tarde, a las seis y seis minutos, todo cambió. Fue el último mensaje que intercambiamos. Luis, mi camarógrafo, y yo nos preparábamos para cubrir noticias, junto con nuestros amigos. Un día antes, intenté persuadir a Nery para que se uniera a nosotros. “Vamos, hermano”, le dije, pero él simplemente respondió: “Acá les espero, no creo que me den permiso”.

Al amanecer del día siguiente, partimos temprano como de costumbre. El sol apenas empezaba a iluminar el horizonte mientras nos adentrábamos en la polvosa carretera hacia Jocón. Al regreso del largo viaje recibimos un mensaje de Nery: “Acá los espero para que me inviten un refresco”. Ya entrada la noche y desviándonos de nuestro camino, nos dirigimos hacia unas aldeas de la montaña en el Valle Arriba, donde se habían reportado fuertes vientos que habían devastado varias viviendas.

Al llegar al lugar, nos sumergimos en la tarea de capturar la devastación que los vientos habían dejado a su paso. Después de minutos de trabajo, emprendimos el regreso hacia Olanchito. Sin embargo, al llegar a casa, recibimos la fatídica llamada. Nery había sido asesinado.

El impacto de la noticia nos dejó sin aliento. Corrí hacia mi carro y me dirigí a su casa, con la esperanza de que todo fuera solo una confusión. Pero al llegar, la realidad me golpeó con fuerza. Nery yacía sin vida. Su voz, que siempre resonaba con pasión por la disciplina y la honestidad, había sido callada para siempre.

En los días que siguieron, la ciudad se envolvió en un manto de tristeza y desconcierto. ¿Por qué Nery? ¿Quién podría haber querido hacerle daño a alguien tan dedicado y amable?

A medida que el tiempo pasaba, el dolor se convirtió en recuerdos. Los momentos compartidos con Nery se convirtieron en tesoros que guardábamos en nuestros corazones. Su legado de integridad y compromiso sigue vivo en cada uno de nosotros, recordándonos que incluso en medio de la oscuridad, la luz de la verdad y la honestidad nunca debe apagarse.

Un gran amigo, una gran persona jamás se olvida siempre estarás en nuestros recuerdos mi amigo, mi compañero de jornadas NERY…