El general Roosevelt Hernández y la crisis de credibilidad en las Fuerzas Armadas

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Desde su nombramiento como jefe del Estado Mayor Conjunto, el general Roosevelt Hernández ha estado en el centro de la controversia, enfrentando críticas por presunta politización de las Fuerzas Armadas de Honduras. Mientras sectores de la sociedad cuestionan su gestión, el alto mando castrense insiste en su imparcialidad, pero los hechos recientes han debilitado la confianza en la institución.

La crisis electoral del 9 de marzo marcó un punto de inflexión. El retraso de más de 12 horas en la entrega del material electoral, especialmente en Tegucigalpa y San Pedro Sula, generó indignación y sospechas sobre la capacidad de las Fuerzas Armadas para cumplir con su mandato constitucional.

Analistas y exmilitares han señalado que no hay justificación válida para la falla logística, y el Ministerio Público y el Tribunal Superior de Cuentas (TSC) ya han iniciado investigaciones al respecto.

A pesar de la presión, Hernández ha defendido su gestión, argumentando que estos errores servirán como “lecciones aprendidas” para las elecciones generales. Sin embargo, sus declaraciones han sido vistas como evasivas, alimentando la percepción de una institución vulnerable a intereses políticos.

Incluso figuras dentro de las Fuerzas Armadas han expresado su malestar. El exjefe del Estado Mayor, general en retiro Isaías Barahona Herrera, afirmó que muchos soldados y oficiales están indignados por la crisis generada en los comicios primarios.

Por otro lado, la llegada de Rixi Moncada como ministra de Defensa, en plena campaña preelectoral, ha generado suspicacia sobre un posible conflicto de intereses, considerando que las Fuerzas Armadas son responsables de resguardar el material electoral.

Mientras tanto, el general Hernández se aferra a su cargo, respaldado por la presidenta Xiomara Castro, quien ha ratificado su confianza en él. No obstante, la pregunta sigue en el aire: ¿puede Honduras confiar en unas Fuerzas Armadas que han fallado en su misión más crucial?

El futuro de Hernández y de la institución que lidera dependerá de cómo maneje las crecientes dudas sobre su liderazgo.

¿Logrará restaurar la credibilidad de las Fuerzas Armadas o se hundirá aún más en el laberinto de la incertidumbre política?