Olanchito, Yoro — La creación y protección del Área de Refugio y Vida Silvestre La Danta en el municipio de Olanchito se ha convertido en una prioridad para las autoridades locales y los habitantes de la región. Este vasto territorio de 24,200 hectáreas no solo es un refugio crucial para la fauna y flora local, sino que también desempeña un papel esencial en el suministro de agua para numerosas comunidades.
Un Recurso Vital para el Agua
El Área de Refugio y Vida Silvestre La Danta abarca siete importantes fuentes de agua que abastecen a diversas localidades. Entre estas se incluyen:
• Aldea de El Chaparral, Uchapa y Pimienta: Proporcionan agua potable a la ciudad de Olanchito.
• Quebrada Grande: Abastece a siete comunidades diferentes.
• San José en la Aldea de San José y Briones: Cruciales para la parte alta de la montaña.
La protección de estas fuentes es esencial para garantizar el suministro continuo y de calidad de agua a estas regiones, beneficiando directamente a miles de personas.
Un Pulmón Verde para la Región
Más allá de su importancia hídrica, La Danta actúa como un “pulmón verde” para la región. Las 24,200 hectáreas de bosque contribuyen significativamente a la purificación del aire y al equilibrio ecológico, lo que es vital para combatir los efectos del cambio climático y mantener la biodiversidad.
Distribución Territorial
El área protegida se extiende en su mayoría sobre territorio del municipio de Olanchito, abarcando el 69% de su extensión. El 31% restante corresponde al municipio de Jutiapa, Atlántida. Esta distribución territorial implica una responsabilidad compartida entre ambos municipios para la gestión y conservación de este valioso ecosistema.
Conclusión
La creación y protección del Área de Refugio y Vida Silvestre La Danta es una medida estratégica que garantiza la sostenibilidad ambiental y el bienestar de las comunidades locales. La conservación de sus recursos naturales, especialmente las fuentes de agua, es esencial para el desarrollo y la calidad de vida en Olanchito y sus alrededores. Las autoridades y la población tienen la oportunidad y el deber de proteger este invaluable recurso para las generaciones presentes y futuras.